Revelaciones y recomendaciones.

Leo a Vallejo. Leí a César, ahora leo a Irene. Con respecto al peruano, me vi hace unos diez años en el cementerio de Montparnasse, buscando su lápida. Un día de aguacero. Domingo. Como rezaba su verso. Ahora leo a Irene con sus anécdotas sobre el libro y su historia. También escucho el podcast de Civilotti, Filosofía de bolsillo. Está hablando sobre el libro de Sádaba. Ética para el siglo XXI. Irene Vallejo en su libro El infinito en un junco, escribe sobre la crónica de los libros en la época romana. De la mala fama que tenían los oficios relacionados con la cultura como el de la docencia o el de la escritura artística. Y establece un paralelismo con nuestra época. Nuestro neoliberalismo considera la cultura como un pasatiempo. La filosofía también es considerada como un pasatiempo o como una cura rápida. Todo se banaliza. En general, la gente ya no lee libros, los escucha. Y si los lee, no los lee enteros. Fotografía una frase o una página y la comparte en una red social. Buscando validación. Reconocimiento. El mecenazgo se banaliza también. Ya somos todos nosotros, consumidores y consumidos, los que patrocinamos con nuestra desidia o pereza. Con nuestro gusto por la levedad. Con nuestra afición al fragmento. Cuáles son los dilemas a los que se debe enfrentar la ética hoy en día. Se pregunta Javier Sádaba. Qué es exactamente el transhumanismo. Yo también me sumo a estas preguntas. Pregunto con él. Fragmentariamente, claro. Y no sé a qué viene relatar el puro acaecer sino es por algo específico como el pensamiento. No su ordenación en palabras. Sino el propio ejercicio de revelación. Heidegger tal vez asoma por aquí. No lo sé. Quizás debería recomendar la serie documental sobre las cineastas llamado Women make film. De Mark Cousins. Un hombre que escribe y dirige catorce capítulos (hasta lo que yo sé) sobre los elementos funcionales, visuales, narrativos que componen una película. Tal y como hizo en su historia del cine, no se plantea un itinerario cronológico, ni por autor, ni por país. Va dando saltos en el tiempo y toma como excusa todos esos recursos para hablar de las mujeres directoras. O al revés. Porque son creadoras que vivieron y trabajaron en un mundo machista por omisión (como no deja de repetir la voz de Tilda Swinton en la introducción de los capítulos que llevo visto, como si fuera un mantra). Fueron coetáneos de esos padres o titanes (o como se les quiera adjetivar) de la historia conocida y oficial del cine. Y fueron tan importantes o más que ellos. Más significativas por omisión en los libros de historia. Así se me van quedando nombres que no conocía. Y una vez tras otra se nos recuerda que algunas son pioneras e influyentes desde la sombra, o simplemente directoras que utilizaron el mismo mecanismo de ficción que esos autores hombres que han dado irónicamente nombre a estilos que quizás fueron resultado del trabajo de ellas, o del trabajo conjunto. Y así se nos muestra el uso de los tropos, los travellings, los viajes, la creación de personajes, su presentación, la creación del tono, la puesta en escena, la combinación del encuadre, los cortes, la profundidad de campo, el fuera de plano, de campo, de foco, el descubrimiento como el Rosebud de Welles. Invertir la ecuación y decir el nombre de una mujer sin fama en esa frase y no decir Rosebud sino niñez o inocencia o unas simples monedas en la mano de una niña. Una reivindicación de la mujer desde los entresijos del cine, su estética, su técnica. Una maravilla, una revelación. De los nombres que recuerdo y he buscado, consigo apuntar una nómina escasa (seguro), para intentar ver sus obras. Kinuyo Tanaka, Kira Muratova, Claire Denis, Paula Hernández, Lucrecia Martel, Ida Lupino, Larisa Shepitko, Germaine Dulac, Elaine May, Vera Chytilova, Mai Zetterling, Lotte Reiniger, Paulette McDonagh, Alison de Vere, Margaret Tait, Jacqueline Audry, Shirley Clarke (la de la foto), Wanda Jakubowska, Cecile Tang, Wendy Toye, Ana Mariscal, Barbara Loden, Pirjo Honkasalo, Liliana Cavani, Agnes Varda. 


Comentarios

  1. No se que decir, oleee y oleee... En ocasiones no se lo que leo, en ocasiones no termino una lectura, en ocasiones tengo la osadía y escribo y en muy pocas ocasiones me quedo mudo al leer... Esta fue una de ellas

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