Nicóticos

No sé bien por qué ahora me decido a arribar al centro del relato, como diría Borges. Hace mucho,
Clemen me habló de una novela escrita por la madre de Alba. Llamada La fenomenología de los nicóticos. Una especie de novela biográfica. Pero que trascendía la anécdota. Alba estaba obsesionada con ella y la madre que nunca conoció. Creo que ese fue el germen de todo. Lo de la novela lo supe por Clemen. Pero tardé en preguntarle a Alba. Que fuéramos neuróticos y que Clemen me dijera este tipo de confesiones cuando salía a fumar, nos hizo llamar a aquellas confesiones como nicóticas, en honor de la novela autobiográfica de la madre de Alba. Quisimos ver en el neologismo una fusión de nicotina y neurótico, que  nos venía genial para aquellos momentos de ansiedad  y descubrimiento en los que Clemen me hablaba como alucinado, después de una larga sesión de estudio y cafeína (por aquel, entonces cursábamos asignaturas sueltas de Arte y Filosofía). La novela en cuestión nunca la he llegado a leer, y a día de hoy dudo de su existencia. Clemen me la iba contando en momentos puntuales, a veces simplemente me decía algo y al poco recordaba que era de la novela. Mientras estuvo con Alba, tuvo el privilegio de verla leer la novela mecanografiada. Si he de creer a Clemen, era el único ejemplar que existía, un legado familiar o un accidente que la pequeña Alba encontraría entre las cosas de su madre. Tengo algún que otro recuerdo de lo que podría ser el argumento principal. Una biografía donde se incluye el nacimiento de nuestra amiga Alba, la huida de su protagonista, el esfuerzo por sobrevivir en un mundo de hombres, la prostitución, las drogas, los cuidados a enfermos. La madre de Alba se hizo llamar Rea y en sus primeros veinte años había tenido la apariencia física de un hombre. Alba fue criada por sus abuelos y nunca supo quién había sido su madre biológica. En la novela, parecía esbozarse una suerte de explicación. Lo nicótico era también esa descripción desquiciada de un mundo que parecía ordenado. Por eso, empezamos a adjetivar así a todo lo que vendría luego. Escribo esto sentado en un banco de piedra. Es un parque famoso de la ciudad donde vivo. Tiene una fuente de mármol en el centro. Y según creo, 400 años atrás ajusticiaban a gente aquí. Una pareja sentada a unos veinte metros de mí hablan sentados en extremos opuestos de otro banco. Ella es rubia y sospecho que bastante más joven que él. Lleva una mascarilla quirúrgica. Él no. Y me ha llamado la atención. Ella parece interesada en contar. Sólo se le ven los ojos. Y se apoya en los gestos de la mano derecha para hacerse entender. Él parece interesado en escuchar. No sé si Clemen sabría descifrar esta conversación. Pero sí sé que haría varias hipótesis. Supongo que el confinamiento y lo que conlleva me ha ido centrando. Quizás no. Quizás escriba porque no tengo otra cosa que hacer. Quizás me quiera hacer entender sólo con mis ojos y mi mano derecha. Quizás las palabras escritas aquí, tengan dificultad de traspasar una mascarilla quirúrgica.
Aunque los nicóticos se han dispersado y hace años que no los veo, escribo estas crónicas postpandémicas porque quizás muchos de los temas que tratábamos en aquellas veladas nocturnas están de actualidad o son vigentes. No pienso en una vigencia social. Quizás, más bien, nicótica. Abi no se llevaba demasiado bien con Alba. Aunque habían estudiado juntas en el colegio o quizás por eso conocía cómo había sido aquella niña. Éramos muy amigas pero ya por entonces me daba un poco de miedo, me decía. Cuando caí a sus pies como todos los del grupo, tardé en decírselo a Abi lo que Alba tardó en dejar de admirarme y cambiar de opinión sobre nuestros encuentros secretos. Apenas un par de semanas. Pero así era Alba. Cuando supimos que se había ido a Bali a vivir no nos extrañó demasiado. Su inquietud y su búsqueda de sí misma hizo que todo lo que hiciera tuviera un cariz biográfico que rozaba la leyenda. Nos llegaban noticias de sus aventuras balinesas muy espaciadas en el tiempo. Trabajó de todo. Fue profesora de español, camarera de piso, guia turística, broker. Y no por ese orden. Yo ya ni sabía lo que era real y no. Sabíamos de ella a través del Face y del Insta. Pero fue Clemen quien empezó a especular sobre la posibilidad de que el verdadero motivo del viaje era la búsqueda de las dos madres.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El puñetero pez plátano.

¿Qué arte?

Ideas.