Strange.

Sábado temprano. Me decido a salir con la bici. Hace un día espectacular. Llevo el libro Facha de Jason Stanley para devolvérselo a Cora. Le he mandado un WhatsApp diciéndole que iba a subir con la bici. Ahora estoy sentado en la cafetería de siempre. Escribo esto y observo. Creo que detrás de mí está sentada una chica que conocí hace como veinte años. Escucho por spoty la canción de Margaret Glaspy, You and I. Es curioso porque esta chica me recuerda un poco a Glaspy. No sé por qué terminé poniéndole el sobrenombre de cara de perro. Aunque ella nunca lo supo. No pretendía ser un insulto. Soy de las personas que identifica las caras de los demás con la de algún animal. Ahora escucho Strange de Galaxy 500, un grupo dream pop de finales de los 80. A Vilas siempre le digo que esta canción daría para una novela. No sé muy bien lo que quiero decir. Es un tema de guitarras y voz muy suave y garajera. Con voz rasgada. La peculiaridad es que el tema empieza como termina. Parece un final que tarda en acabar. Y eso parece darme bastante juego metafórico. Ahora suena Lifer de Wye Oak. Que es el tema de Abi. Siempre que me subo a su coche, lo lleva puesto. La lista que escucho me la recomendó Oba. Suelo escuchar música todo el rato. Hojeo el libro de Cora. No lo he terminado. Me da bastante pereza todo el tema sobre el que trata. Un fascismo casi oficial que está cobrando fuerza. Las causas son históricas. Descontento de las políticas de izquierda y crisis económica. Las estrategias son claras y se repiten. Manipulación de la información. Instrumentalización de los mensajes generalistas. Búsqueda de enemigos. Apelación a un sentimiento patrio que remite a un supuesto pasado dorado. La mitificación del pueblo. Tratar al pueblo con una demagogia populista para enardecer los sentimientos. Qué sé yo. Le escribo a Cora que también Abi viene. Me dice que otro día quedamos, mejor. Le pido a la camarera una pulguita de queso y nueces, con cebolla caramelizada, un jugo de naranja y otro café solo. Llega Abi, un tanto resacada. Tiene el siguiente capítulo de la novela sobre los nicóticos. Me ve el libro de Cora. Me dice que también se lo ha leído. Que el sentimiento facha está de moda. Le digo que vayamos al grano. La chica con cara de perro ya no está. Recuerdo una anécdota con ella y con la antología de los filosófos cínicos. Que defendían la naturaleza y la vida sencilla. Nada que ver con el cinismo de nuestro tiempo. Yo explicándole, sentado frente a la barra de la cafetería de la uni, todo esto y que además había descubierto hacía poco que cínico significaba etimológicamente cara de perro. Precisamente a ella. Abi pide un té verde. Creo que voy a dejar el libro de Cora olvidado en la silla. Cosas que a veces hago. Siento que nadie me escucha. Que mi mensaje va a quedar en saco roto. Que los equivocados son ellos. Un sentimiento como otro cualquiera. Quizás un poco facha, lo sé. En unos días, Cora me pedirá el libro y yo me inventaré una historia nicótica o algo así. 

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